del 65,5 %
La República Democrática del Congo es potencialmente uno de los países más ricos de la Tierra, pero el colonialismo, la esclavitud y la corrupción lo condenaron a ser uno de los más pobres, viviendo así bajo la maldición de su riqueza natural.
Sometidos a la anarquía de los europeos que vieron en la población un modo de explotación rentable que les haría ricos han llegado a explotar de manera masiva los recursos naturales que consideraron inagotables.
La población sufre especialmente esta situación de pobreza extrema, viéndose obligada a emigrar a los centros urbanos.
Según el último Informe de Desarrollo Humano del PNUD, la República Democrática del Congo es uno de los países con el índice de desarrollo más bajo del mundo y arrasado por la guerra, las enfermedades y la desnutrición; es actualmente considerado el país más pobre.
Los belgas establecieron un sistema de explotación minera que consistía en la extracción de los recursos y su exportación, sin ningún tipo de procesamiento en el país, sin inversión, ni cuidado alguno por el medioambiente.Tras la independencia en 1960, el Congo se enfrentó a una interminable guerra civil cuyos estragos continúa hoy día. La guerra desatada desde entonces se transformó en el conflicto más sangriento desde la Segunda Guerra Mundial al tomar 5,4 millones de vidas y causar un millón de desplazados.
A pesar de la destrucción causada en el congo, el país no ocupa las noticias internacionales, ni es prioridad en la lista de ayuda debido a que no es conveniente para las grandes empresas que explotan sus recursos que la situación se arregle puesto que posee el 30 % de reservas mundiales de diamantes, 10% de las de cobre, 50% de cobalto y cuenta además con recursos estratégicos como el tantalio, oro, cassiterita y coltán; del que posee el 80 % de la producción mundial. Estos minerales son esenciales en la fabricación de muchos dispositivos electrónicos como ordenadores y teléfonos móviles, siendo así las riquezas minerales la causa de la pobreza y desgracia ya que las potencias interesadas en la región alimentan la guerra y las atrocidades al adquirir estos minerales de las zonas en conflictos, argumentando que muchos empleos dependen de ellos.
Aunque el gobierno dice controlar la minería, abundan las minas ilegales custodiadas por hombres armados que explotan a los trabajadores mineros cuya situación es precaria y miserable, no cuentan con seguridad y realizan el trabajo manualmente sin cascos ni guantes. Además, el aire está lleno de polvo, muchos enferman y mueren. Ganan uno o dos dólares por día y no poseen seguro médico ni social. De acuerdo a la UNICEF, más de 43.000 niños trabajan actualmente en las minas.
La pregunta es, ¿como solucionar esta situación? ¿como podríamos evitar que la paradoja de dichos países dejara de ser una paradoja?Si volviéramos a nacer, tendríamos mas posibilidades de nacer en un país pobre y en guerra que en el que vivimos actualmente, hagamos algo por solucionarlo.
Ana Valdayo
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